En la Tierra a martes, 19 marzo, 2024

Las mujeres con diabetes gestacional tienen siete veces más posibilidades de desarrollar diabetes tipo 2 tras el embarazo

Bajo el lema “Mujeres y Diabetes: Nuestro derecho a un futuro sano” se celebra este año el Día Mundial de la Diabetes. Desde la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) advierten que la diabetes gestacional (DG) se inicia o se diagnostica por primera vez en el embarazo aunque no significa que vaya a seguir estando presente después de la gestación. La doctora Alejandra Durán, del área de Diabetes de la SEEN, señala que aunque el porcentaje varía según los criterios diagnósticos utilizados, aproximadamente uno de cada siete nacimientos se ve afectado por la enfermedad: “Una amenaza grave e ignorada para la salud materna e infantil”. De hecho, las mujeres que han desarrollado DG tienen una probabilidad siete veces más alta de tener diabetes tipo 2 en el futuro que las mujeres con glucosa normal durante el embarazo.

Según los profesionales, su prevalencia se ha visto aumentada de manera notable debido, entre otras cuestiones, al aumento de la obesidad y la mayor edad de las mujeres en los embarazos: “Convirtiéndose en un problema de Salud Pública de primera índole debido a sus consecuencias para la madre y el feto, durante la gestación y el parto”, resalta la doctora, quien añade que si se sufre diabetes gestacional en un primer embarazo, la probabilidad de que reaparezca en las siguientes gestaciones es mucho mayor.

Por todo esto, la SEEN advierte que los factores de riesgo más importantes son: el sobrepeso y sobre todo la obesidad antes del embarazo; registrar unos niveles de glucosa alta previos al embarazo; padecer tensión arterial alta (HTA) y ser fumadora; llevar una alimentación poco saludable y/o poca actividad física; y contar con una historia familiar o personal de algún tipo de diabetes y/o síndrome metabólico.

¿Qué medidas se pueden llevar a cabo para prevenir la DG?

Para prevenirla, la Sociedad recalca que es muy importante llevar una alimentación sana y practicar ejercicio moderado para tener un peso equilibrado antes del embarazo, o al menos dieta adecuada desde la 1ª visita gestacional (semana 8 de embarazo).

Además, la SEEN señala que es clave seguir unas pautas alimentarias simples diarias, con patrones de la dieta mediterránea, como consumir aceite de oliva, comer suficientes vegetales, frutas, cereales integrales y frutos secos. En este sentido, un grupo de investigación del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, al que pertenece la doctora Duran, acaba de publicar en una revista de impacto internacional la reducción de casi un 30% del desarrollo de DG con dieta mediterránea, enriquecida con aceite de oliva virgen y frutos secos, en concreto pistachos, desde la primera vista del embarazo, hasta el momento del diagnóstico en la semana 24. “Casi un 80% de las pacientes se controlan con modificaciones nutricionales, aunque también se les enseña cómo monitorizar sus niveles de glucosa mediante determinaciones de glucosa capilar en el dedo”, señala la portavoz.

Asimismo, es imprescindible que haya comunicación con el médico, informándole en el caso de haber sufrido diabetes gestacional y asegurarse de hacer la prueba para descartar la persistencia de diabetes seis a doce semanas después de dar a luz y, por lo menos, cada tres años.

¿Cuáles son las complicaciones más importantes de la DG?

En el caso de sufrir este tipo de diabetes existen más posibilidades de aparición o desarrollo de otras comorbilidades o efectos no deseados, como mayor frecuencia de hipertensión arterial (HTA), incluso en su forma más grave, que se denomina preeclampsia.

También son más frecuentes las complicaciones durante el parto, con una mayor frecuencia de cesáreas; complicaciones para el bebé, aumentando el número de niños grandes o incluso macrosómicos (con peso superior a 4 kilos), pero también de niños más pequeños por sobre-tratamiento y una mayor estancia en UCI.

Asimismo, existen las complicaciones a largo plazo. “Por eso es tan importante diagnosticar la DG para prevenir en el futuro el desarrollo de diabetes mellitus tipo 2 de la madre y del recién nacido, cuyo riesgo es 2-3 mayor que en población general”, recalca la doctora.

En cuanto al tratamiento de la DG Las pacientes que no puedan controlar la patología a través de la dieta, necesitarán tratamiento con insulina: “A veces, es necesario utilizar uno o dos tipos de insulina: insulina que controle la secreción basal y/o insulina que controle también los picos de glucosa después de las comidas”, explica la doctora.

No todas las mujeres que tienen DG tienen diabetes después del parto. Sin embargo, desde la SEEN insisten en que es esencial realizar un diagnóstico temprano para comenzar lo antes posible un tratamiento adecuado; y recalcan la necesidad de hacer unos análisis para confirmar que no tiene diabetes a los seis meses de haber finalizado su gestación y su periodo de lactancia.

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